La importancia de contar con una buena imagen pública ha dejado de ser exclusiva de aquellos pertenecientes al mundo de la farándula, la política o la vida pública. La razón es muy simple, sin importar nuestra profesión, edad o sexo, todos contamos con una “imagen”, la cual está expuesta en todo momento, por lo cual siempre debe ser la adecuada para que trabaje a nuestro beneficio y no a nuestro perjuicio.
La imagen es poder.
El 83 % de las decisiones que tomamos, las hacemos a través de los ojos y todo lo que proyectes se convertirá en la realidad de tu espectador. Por lo que sí es la primera vez que estás frente a un cliente, lucir bien es esencial para llegar a una venta.
Mientras la imagen sea mejor, la influencia también lo será. Tu imagen puede ser planeada con el objetivo de reflejar seguridad, conocimiento y profesionalismo, todo depende de qué imagen pública quieras desarrollar.
Usar traje nunca pasará de moda.
El tener un traje formal en colores sobrios y a la medida es la mejor inversión que puedes hacer, sin importar si eres hombre o mujer.
Para lograr una buena imagen pública, procura que la vestimenta sea formal y sutil, y usa los accesorios (lentes, relojes, pulseras, etc.) para mostrar tu personalidad sin abusar.
Los zapatos de hombre deben ser de suela de madera, con agujetas y a juego con el traje; mientras que los de mujer deben tener un tacón de 5 a 10cm, cerrados y no muy recargados.
Algunos tips de imagen pública son:
- Si llevarás tarjetas de presentación, nunca las guardes en tu cartera, ya que se pueden deformar.
- Carga siempre una buena pluma, estética y de materiales de buena calidad.
- Se recomienda combinar reloj, corbata, cinturón y zapatos en la misma gama de colores.
- Uñas naturales y cuidadas son indispensables.
Finalmente, recuerda que una buena imagen pública depende mucho de un 55% de cómo te ves, un 38% de cómo comunicas tus mensajes, y un 7% de qué dices. Ahora reflexiona: ¿Qué estoy proyectando con mi imagen? Y si esa proyección va de acuerdo a tus metas y objetivos.
¡Recordemos que para ser, hay que parecer!